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Cambia tu vida rutinaria y sal del pozo de conformismo

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Cambia tu vida rutinaria y sal del pozo de conformismo

¿Te suena familiar? De lunes a viernes, te levantas, vas al trabajo (o te conectas desde casa), terminas, comes algo frente a una pantalla. En la tarde, … más pantallas. Netflix, Instagram, WhatsApp. ¿Y luego? A dormir. Y otra vez. Una vez más. Y otra. ¿Fin de semana? Lo mismo pero con la ilusión de “desconectar”. ¿De qué? ¿De una vida que ni siquiera te gusta? ¡Nada de eso cambia tu vida rutinaria!

No lo digo por tocarte las narices. Pero, honestamente… ¿te has parado a mirar con lupa cómo es tu día a día? ¿Cómo es tu vida? ¿Te preguntas por qué no estás donde querrías estar? ¿Por qué no tienes esa relación que sueñas, ese proyecto de emprendimiento que llevas años posponiendo, ese bienestar que parece una quimera?

No es que no lo intentes…

¡Claro que lo haces! En función de eso, buscas libros, vídeos motivacionales, cursos online, afirmaciones frente al espejo. Pero al final… más de lo mismo. Vuelves a tu rutina, a ese bucle que te arrastra. Porque lo has normalizado. Has llegado al punto en que el dolor de no avanzar es más cómodo que el esfuerzo de cambiar.

Y ahí estás: atrapado en una vida que no elegiste del todo, pero a la que te has adaptado tan bien que hasta parece tuya.

Identifica el gran secuestro silencioso y cambia tu vida rutinaria

¿Sabes por qué estás así? Porque tu atención ha sido secuestrada. ¡Literal! Todo el mundo quiere un pedazo de ella: los anuncios, las redes sociales, tu entorno, el algoritmo de YouTube, etc. En realidad, vives en un sistema diseñado para distraerte, para mantenerte entretenido, para que no mires demasiado hacia dentro, no sea que descubras lo que de verdad te falta.

Y no, no es cuestión de teorías conspirativas. Ni hace falta que haya un plan maestro. A decir verdad, el resultado es el mismo: estás distraído, agotado, desmotivado. Y sin saber muy bien por qué.

¿Esto es todo lo que hay?

¿Una vida sin dirección, sin propósito, sin chispa es realmente emocionante? Rellenas el vacío con compras, comida, series, notificaciones. Dopamina rápida para tapar tu fastidio constante. Pero lo que te grita por dentro no se apaga con eso.

Así que, dime… Sinceramente, ¿esto es lo que quieres seguir llamando vida?
Si tu respuesta es “sí”, puedes dejar de leer.

Pero si algo dentro de ti dice “NO”, entonces prepárate. Porque el solo hecho de despertar cambia tu vida rutinaria. Y ese despertar empieza por darte cuenta de algunas situaciones y condicionantes.

¿Quién controla tu atención… y por qué importa tanto?

¿Alguna vez te has parado a pensar que la atención es el bien más valioso que tienes? Más que el tiempo. Mucho más que el dinero. Más que el móvil con el que probablemente estás leyendo esto. Ciertamente, la atención lo es todo, porque aquello en lo que te enfocas… es donde vives. Pero claro, si no decides tú a dónde va tu atención, alguien más lo hará por ti. Y créeme, no lo hará pensando en tu bienestar.

Por el contrario, ser dueño de tu atención cambia las reglas del juego. ¡Así, tal cual! No exagero. Porque solo entonces puedes empezar a vivir una vida con intención, no una en la que te dejas llevar por el scroll infinito del móvil, los impulsos automáticos y el “ya me tocará ser feliz… algún día”.

Enfócate o prepárate para el bucle sin fin

Asimismo, cuando no diriges tu atención, terminas atrapado en un ciclo gris: esperar con desesperación el viernes, odiar los lunes, anestesiarte los fines de semana y contar los días hasta las vacaciones. En ese estado, no hay proyecto, relación, ni propósito que se mantenga en pie. ¡No cambia tu vida rutinaria! Todo se convierte en una búsqueda sin sentido de gratificaciones rápidas: más series, más notificaciones, más chucherías, más compras, más distracciones.

Pero, si tomas las riendas de tu enfoque, puedes empezar a construir algo distinto. Algo con profundidad. ¡Que tenga que ver contigo y no con lo que el sistema te ha dicho que “deberías” desear!

La atención como espejo incómodo

¿Quieres saber en qué trampas caes cada día? Entonces, observa a qué le estás dando atención:

  • ¿Te pasas el día entre alimentos ultraprocesados, productos innecesarios y el último viral absurdo?
  • ¿Te tragas sin filtro cada noticia que genera indignación, miedo o angustia?
  • ¿Consumes más de lo que necesitas, solo para llenar un vacío que no sabes de dónde viene?

Ciertamente, la verdad incómoda es: ¡estás enganchado! A la dopamina de las redes, al drama de los medios, al consumo compulsivo y a un sistema que te quiere distraído, cansado y anestesiado. Porque así no molestas. No cuestionas. No cambias nada.

¿Sabías que el pensamiento crítico cambia tu vida rutinaria?

Si te digo que la mayoría de tus pensamientos ni siquiera son tuyos, ¿cómo te quedas? Probablemente, me responderás: “¡No me fastidies, tío! ¿Cómo que no soy dueño de mis pensamientos?”
¡Por increíble que parezca, así es! Nos educaron para repetir, no para pensar. Para obedecer, no para explorar. Y en medio de este condicionamiento, perdiste el contacto con lo esencial: el pensamiento crítico.
Cuestionar, contrastar, ver desde otras perspectivas, detectar contradicciones… todo eso requiere atención, calma y agallas. Pero es ahí donde empieza el cambio real.

En contraste, cuando no piensas por ti mismo, estás a merced del algoritmo, del rifirrafe en el Congreso de los Diputados, del titular sensacionalista. Y así, poco a poco, vas moldeando tus emociones, tus decisiones… y tu vida entera, sin darte cuenta.

¿Corriendo felices en la rueda del hámster?

Voy a decirlo claro: vivimos para trabajar y consumimos para olvidar que trabajamos para vivir. Esta frase no es un simple juego de palabras. ¡Encierra una gran verdad! De lo contrario, ¿cuáles serían tus respuestas a estas preguntas?:

  • ¿Estás donde estás porque lo elegiste o porque era lo que se esperaba de ti?
  • ¿Sigues en ese trabajo porque te apasiona o porque el miedo a salirte del guión te paraliza?

En efecto, la mayoría nos hemos dejado arrastrar por una vida diseñada para encajar. Pero encajar no es lo mismo que pertenecer. Definitivamente, eso no se parece en nada a vivir con sentido. ¿Te das cuenta por qué no cambia tu vida rutinaria?

El sistema te quiere productivo, pero no cuestionador. Por eso, cuando haces preguntas incómodas o planteas otras formas de vivir, se te tilda de raro, soñador o peligroso.

El miedo como espectáculo

Por otro lado, ¿te has fijado en cómo los medios te meten en un bucle constante de preocupación?
Todo está diseñado para mantenerte alerta, ansioso y dividido. Sin duda, el miedo vende. Y tu cuerpo, sin darte cuenta, se vuelve adicto a ese cóctel de cortisol, estrés y drama.

¿La consecuencia? Vives reaccionando en vez de eligiendo. Vas en piloto automático. Desde luego, en ese estado, es imposible ver con claridad qué te hace bien o mal. Te vuelves manipulable. Vulnerable. Y lo más peligroso: resignado.

Tapando síntomas e ignorando causas 

La mayoría de nosotros intentamos arreglar nuestra vida como quien pone tiritas adhesivas en una tubería rota. De hecho, tomamos pastillas para dormir mejor, suplementos para tener energía, un chute de series para olvidar el aburrimiento, y más compras para sentirnos vivos por cinco minutos.

Pero nunca vamos a la raíz. ¿Por qué estoy agotado? ¿Qué me tiene tan vacío? ¿Qué no estoy enfrentando?
Y no es que esté mal buscar ayuda, ojo. Es que no puedes construir algo nuevo si sigues ignorando lo que realmente necesita atención.

Y entonces… ¿qué hago?

¡Lo sé! El proceso del cambio no es fácil. La buena noticia es que no estás condenado a esta rueda sin fin. ¡Mejor aún: puedes salir de ella! Pero tienes que querer ver. Y después de ver, actuar.

Empieza por aquí:

  • Medita, aunque sea 5 minutos al día. Entrena tu atención.
  • Cuestiona todo. Lo que consumes, lo que piensas, lo que das por hecho.
  • Indaga. Ve más allá del síntoma. Mira dentro, aunque incomode.
  • Infórmate. No te creas todo. Es decir, contrasta, escucha otras voces.
  • Enfócate. Encuentra algo que te haga sentir parte de algo más grande. ¿Quieres emprender un negocio como terapeuta? En este link te comparto algunos consejos. 
  • Sostén tu intención. En otras palabras, no se trata de tenerlo todo claro ya, sino de elegirte cada día.

¡Cambia tu vida rutinaria… de verdad!

No estás solo en esto. Muchos otros hemos salido del mismo laberinto. ¡Pero, debes dar el primer paso! ¡Espabila y comienza de una vez! Recuerda lo siguiente:

  • Tu atención es tu superpoder.
  • La mente crítica, tu brújula.
  • Tu intención, el motor del cambio.

Hazte cargo. Respira. Mira con otros ojos.
Hazlo ya, porque es tu vida la que está en juego. ¡Y tú vales mucho más que una existencia en modo “piloto automático”!

¿A qué esperas? ¡Cambia tu vida rutinaria de verdad! Y si necesitas un impulso te invito a conocer ¡Haz Que Suceda! Nuestro programa para el emprendimiento y la manifestación donde obtendrás herramientas que te harán imparable. ¡Un abrazo! Alex.

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