Supón que estás en una fiesta de carnaval donde todo el mundo va disfrazado y no les ves la cara. No sabes quiénes son ni saben quién eres. ¿Cómo actuarias? Posiblemente, primero buscarías personas afines… Si te gusta la ciencia ficción y vas disfrazado de Batman, irías a buscar a Spiderman (y no al fantasma de la ópera) puesto que con Spiderman tendrías la expectativa de conectar de una o otra manera. ¿Qué pasa después? Que Spiderman es mucho más que Spiderman, y lo que tú inicialmente esperabas de él basándote en las expectativas fruto de tu disfraz, choca con lo que realmente es.
Fijaos en la imagen de adjunta:
Supongamos que nosotros, nuestra esencia, sin ningún tipo de condicionamiento, es el personaje blanco "A”. Desde pequeñitos se nos ha dicho (padres, escuela, amigos, cultura,…) que el mundo es de tal manera, que la gente así es "buena" y la gente asá es "mala" , que esto que hacemos está "bien" y lo otro "mal" , y que nosotros debemos hacer esto o aquello "para encajar". Para cada cual su película.
¿Qué ha pasado?
Que todo esto que hemos absorbido durante nuestra vida nos ha llevado a crear una imagen de nosotros mismos "B", un disfraz, con el que creemos que encajamos de perlas en la fiesta y del que no forman parte ciertas cosas que nos han enseñado que" no están bien". Aquí empieza el "pollo". Nos creemos que somos de lo que vamos disfrazados e interpretamos el mundo desde esa "película". Si voy de Superman me pasaré el día viendo injusticias y personas en apuros y por tanto mi tendencia será a ayudar. Si voy de Vito Corleone (el Padrino), me pasaré el día viendo ataques y por tanto mi tendencia será a defenderme contraatacando. Si voy de Tony Manero (Fiebre de Sábado Noche) me pasaré el día viendo situaciones que harán que me sienta rechazado y por tanto mi tendencia será a destacar, a brillar los más posible en aquello que soy bueno para cubrir esa falta de autoestima.
¿Y ahora qué?
Primero, ¡Darnos cuenta de que estamos en una fiesta de disfraces!
Lo más importante es aprender a ver de qué vamos disfrazados. Una vez vemos esto (B), el globo "C" de la imagen adjunta pierde fuerza y dejamos de "interpretar y juzgar" el mundo.
Una vez visto esto es interesante ver de qué van disfrazados los otros. ¿Para qué? Para varias cosas:
1. Para comprendernos mejor. Lo que me molesta de los disfraces de los otros es algo que debería corregir en mi (efecto espejo). Aprender a ver qué es eso que me está removiendo del otro me facilita trabajarlo en mí.
2. Para poder acompañarlos a ver su disfraz en caso de que lo pidan. Darnos cuenta de que somos distintos, con trajes y conductas distintas, con motivaciones distintas, con miedos distintos, relaja la relación con los otros. Aceptar que a uno le ha tocado el papel de Batman y al otro de Robin Hood nos permite dejar de juzgar las conductas ajenas, puesto que ahora, detrás de nuestra manera de ver el mundo, hay una comprensión más profunda y consciente de como funcionamos las personas.
¡Bienvenido a la fiesta! Pasa y disfruta! 😀
Si queréis profundizar más en este tema os invito a venir a alguna de mis charlas o al taller: aprender a gestionar las relaciones personales.
¡Gracias a todos por estar aquí y feliz día!
Alex